Suena la alarma, parece que dormir temprano desde días antes funcionó bien, me siento renovada, ligera, dejé el hartazgo atrás, con ello, un par de historias laborales y emocionales tuvieron su final.
7:00 am
Llegué al gimnasio, decidida a correr para sacar esa porquería de energía que me restaba ganas, me trepé a la caminadora y media hora bastó para escuchar a mi cuerpo decir: ¡no me vuelvas a dejar en el olvido o te voy a estresar, el pobre estaba ahogado, correr es lo que le quita la sed y lo que le permite descansar.
9:00 am.
Puntual entré al trabajo, muy fresca, con la mente abierta para aceptar lo que no podría cambiar en ese día y con la fortaleza necesaria para dejar fluir los problemas que salen de mi alcance resolver.
4:00 pm.
Primer par de gritos del año, soy paciente la mayor parte del tiempo pero el dolor de cabeza me ganó la primera batalla y estallé.
7:00 pm.
Termina mi jornada de trabajo, no salgo muy orgullosa por los gritos que di, sin embargo, entendí que eran necesarios.
9:00 pm.
Arropada en casa, mis sobrinas se me lanzan con abrazos, inquietas ellas, me hacen jugar y me enseñan, a su manera, que su tarea es ser feliz, la mía debe fluir así también.
Rj.